viernes, 13 de marzo de 2009

Cambia el Mundo

Por Andrea Borjas

Soy partidaria de pensar que Dios es el que pone su voluntad en nuestro corazón en forma de sueños. Todos nuestros sueños son muy diferentes, pero creo que muchos compartimos el sueño de poder cambiar el mundo. En nuestros tiempos, se ve mucha necesidad, mucha pobreza, muchas personas que desconocen de las cosas que nosotros llamamos básicas en nuestras vidas, como alimento diario o una vivienda. Existen muchas personas que, aunque no tengan necesidades materiales, están añorando conocer un amor verdadero y una palabra que llene su vida. Nuestro corazón se entristece al ver la necesidad alrededor nuestro y nace en nosotros el deseo de hacer algo.


Nos encantaría poder ayudar a todas esas personas, al fin y al cabo, es el mandamiento que Dios nos dejó: que amáramos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Tenemos la voluntad de hacerlo pero, que ocurre? Solo somos una persona. La incertidumbre se apodera de nosotros y nos hace creer que es imposible que una persona, una de más de 6 billones en el mundo, pueda hacer la diferencia. Es una mentira fácil de creer pues como podría uno solo cambiar todo el mundo?

Pero sabes que? Una persona lo logró. Jesús, hace más de 2,000 años, cambió el mundo para siempre. Logró cambiar, no solo las vidas de las personas que llegaron a conocerlo, sino también las vidas de las generaciones por venir. Un solo hombre pudo cambiar tu vida y la mía y la de millones más. El hizo la diferencia y marcó el rumbo de la historia para siempre porque tenía amor. Su amor tan grande por nosotros lo motivó a llegar hasta la cruz y derramar su sangre por los que el amaba tanto. Muchos decidieron no escucharlo y muchos lo condenaron a la muerte pero aun así, el decidió cambiar el mundo. Jesús, aun sabiendo que solo era uno entre millones y aun sabiendo su destino, decidió marcar la diferencia. Jesús nos llama a ser como el, y a andar como el anduvo (1 Jn. 2:6).


Una persona, tú y yo, puede cambiar el mundo y marcar la diferencia. Ni siquiera tenemos que ir a ningún lugar para hacer la diferencia. Empecemos la labor primero en nuestros hogares, luego en nuestro vecindario, y después nuestra ciudad. Verás que poco a poco iremos llevando el amor de Jesús a todo lugar donde vayamos, mostrándoles la verdad y la vida en Cristo y así, cambiaremos al mundo. Solo somos uno, pero el Dios que va con nosotros lo puede todo. Si Cristo es con nosotros, quien contra nosotros?

“Solo soy uno, pero aun así soy uno. No puedo hacerlo todo, pero aun así puedo hacer algo.”
~Edward Everett Hale~

No hay comentarios:

Template by:
Acerca del autor